martes, 10 de julio de 2012

1976 Huelga de la Tendencia Democrática del SUTERM

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D. Bahen
FRENTE DE TRABAJADORES DE LA ENERGIA
energia@fte-energia.org
La lucha de la Tendencia Democrática del SUTERM representa el movimiento más importante de las últimas cuatro décadas. En una larga lucha, iniciada en los 40s, se forjó la unidad sindical democrática, aún inconclusa. La nacionalización eléctrica fue, ha sido y es, una propuesta de los electricistas. Dos importantes conclusiones se derivaron de la nacionalización, una, la unidad sindical concretada por el STERM, luego SUTERM y, dos, la integración de la industria eléctrica alcanzada en casi todo el territorio nacional. Al calor de la lucha logramos la primera Ley de Servicio Público de Energía Eléctrica e impedimos la privatización del uranio de México, así como relevantes aportaciones programáticas expresadas en la Declaración de
Guadalajara. En 1976, el Estado reprimió política y militarmente a la Tendencia Democrática. Se interrumpió violentamente la nacionalización y la unidad sindical. Hoy, el SME encabeza la lucha contra la privatización eléctrica. El FTE enarbola las banderas de la Tendencia Democrática.

Para fortalecer al movimiento, la Tendencia llamó a otras organizaciones y, en 1976, se formó al Frente Nacional de Acción Popular (FNAP), con un programa basado en la Declaración de Guadalajara. En varias partes del país, se formaron los correspondientes comités locales.
El momento del enfrentamiento se aproximaba. “SUTERM seguro a los charros dales duro” era una de nuestras consignas en los mítines y marchas. “SUTERM apaga la luz”, era otra consigna. En varias partes, las provocaciones del gobierno y de los charros adquirían mayores niveles. ¡Basta! Se decía en las reuniones.
El Estado enfrenta a los trabajadores en lucha
El 20 de marzo de 1976 no pudimos salir del Monumento a la Revolución. Soldados y policías, caballos y perros, nos impidieron marchar. El Estado desplegó todas sus fuerzas en apoyo al charrismo. El PRI, la CFE, los cuerpos de la represión y la burocracia estatal estaban contra nuestro movimiento. En el Monumento hicimos un mitin y anunciamos la decisión de la Tendencia para ir a un movimiento de huelga. Emocionados, cantamos ¡Venceremos!
“Defenderemos el derecho de huelga con la huelga misma”, fue decisión de la Tendencia. El movimiento se propuso para el 30 de junio. Luego, se pospuso la fecha, dada la proximidad de las elecciones presidenciales. Galván medía cuidadosamente el momento político.
Mientras, las agresiones de los charros se volvían sangrientas. En Gómez Palacio hubo enfrentamiento a golpes, con piedras y varillas, durante una marcha hacia Torreón. En Saltillo, también hubo violencia. En Chilpancingo, el IMSS negó atención de urgencia a dos electricistas a quienes se condicionaba a reconocer al charrismo. Los compañeros murieron sin rendirse.
La ocupación militar de los centros de trabajo
“Impondremos la razón con la huelga electricista”, se dijo. En Puebla, se había realizado una reunión del Consejo Nacional de la Tendencia. Allí se acordó posponer el estallido de la huelga. Por la noche, provocadores trataron de retirar las guardias y armas del local sindical. No lo lograron. Pero, al siguiente día, chantajearon a Galván obligándolo a ponerle fecha a la huelga. Se “acordó” el 16 de julio, a las 18 horas.
Al otro día, en Salazar se produjo un intenso debate político. Se aprobó estallar la huelga. Puestos de pie, cantamos ¡Venceremos! Algo similar ocurrió en las demás secciones.

“En el curso de la noche y la madrugada de hoy, 400 mil esquiroles apoyados por 20 mil soldados, han ocupado todos los centros eléctricos y nucleares de país. Con este acto de fuerza se ha vulnerado el derecho de huelga. No vamos a arriar nuestras banderas pero, dada la situación, la huelga queda para mejor ocasión”. Así se expresó la Tendencia el 16 de julio de 1976. Por la tarde, la noticia fue recogida por la prensa vespertina.
El enfrentamiento con el Estado estaba dado. La Tendencia lo había eludido varias veces. Impulsado por provocadores, ahora se manifestaba con crudeza. Cuatro semanas estuvieron fuera del trabajo los electricistas, seis los nucleares. Una amplia movilización se desarrolló en todos los espacios posibles pero fue insuficiente.
El Golpe Traidor
En plena “huelga”, el Estado procedió a quebrar a la Tendencia utilizando al secretario general del SME. Este se encargó que los secretarios generales de Puebla y Jalisco, las secciones más numerosas de la Tendencia, nos traicionaran públicamente.
El golpe fue profundo. Aunque hubo respuesta en ambas secciones el efecto era demoledor. Luego de reconocer a los charros, Carreto y Aceves pasaron a ocupar cargos en el SUTERM. Lo que más sentimos fue haber sido traicionados por el SME. La base, después, ya no recibía nuestros volantes ni periódicos; ni siquiera los “cuates”, que no querían ni hablarnos.
No obstante las vicisitudes, la movilización en las secciones continuaba. Pero, el movimiento estaba ya en retroceso. Miles de trabajadores fuimos despedidos, otros forzadamente jubilados, muchos otros sometidos. En breve plazo, TODOS los electricistas democráticos fueron reemplazados en todas las secciones. El charrismo sindical terminó apoderándose de un importante sindicato.
Atrás la privatización del uranio
Con la represión político-militar a la Tendencia Democrática se interrumpieron, violentamente, la nacionalización eléctrica, la integración industrial y la unidad sindical democrática.
En 1977, los nucleares seguíamos en pie de lucha [57]. En Mexicali, los electricistas habían establecido relaciones con los electricistas norteamericanos de la United Electrical and Radio Machine Workers of America, UE, quienes se mostraron ampliamente solidarios con la Tendencia Democrática.
Ese año, impedimos la privatización del uranio [7, 60]. En movilización, durante 1977-79, logramos la primera Ley reglamentaria del artículo 27 constitucional en materia nuclear [52].
En 1978, se instaló el Campamento de la Dignidad Obrera, en la esquina de los Pinos. Luego de algunas semanas, el Campamento fue desalojado por la policía. Los compañeros electricistas fueron dispersados por varias carreteras. Como pudieron, regresaron indignados.
“Cayó el campamento, está en alto la dignidad obrera”, dijimos. El movimiento, sin embargo, estaba en retirada batiéndose en condiciones muy difíciles, tanto externa como internamente.
¡En alto nuestras banderas de lucha!
La Tendencia Democrática hizo importantes aportaciones programáticas [55, 77, 79, 80, 81]. Se planteó la necesidad de organizar a un Movimiento Sindical Revolucionario. Ante todo, se propuso enarbolar el programa, mismo que había sido forjado en extraordinarias jornadas de lucha [82]. ¡Abajo el charrismo!, fue una de las consignas centrales. “El charrismo es la entrega de los intereses de México al imperialismo”.
De 1999 a 2006, los electricistas del SME han encabezado la lucha contra las reformas constitucionales en materia eléctrica.
En el período, hemos perdido al 35% de la Patria equivalente. En esa proporción ha avanzado la privatización furtiva. En materia eléctrica, la legalidad constitucional está rota [56].
En este contexto, el FTE de México propone extender y consolidar el movimiento [29, 39, 47] con base en el Programa Obrero [37] y, como parte del mismo, una Ley eléctrica [36] para integrar cabalmente a la industria eléctrica nacionalizada. ¡Este puño sí se ve!
¡Salud y Revolución Social!